Reparar un órgano Hammond

La durabilidad de un órgano Hammond es extraordinaria. Estos instrumentos de Tonewheel, producidos durante los años 1935 y 1974, simbolizan un pináculo de excelencia en la fabricación de instrumentos musicales.

A diferencia de la corta esperanza de vida de los teclados contemporáneos —que oscila entre 5 a 20 años— los órganos Hammond se distinguen por su longevidad, con algunos instrumentos que se aproximan a los 90 años de existencia, y los de última construcción, rondando los 50.

A pesar de que su mantenimiento hasta la fecha pueda haber requerido poco más que una lubricación periódica, llega un momento crucial en el que estos venerables instrumentos demandan una restauración integral.

La calidad de estos órganos es indiscutiblemente superior, permitiendo que sean instrumentos robustos y fiables incluso después de cuatro décadas o más. No obstante, la necesidad de renovación se hace imperativa y ello implica una serie de procedimientos de mantenimiento y prevención que hasta la fecha pueden haber sido subestimados o ignorados por completo al no considerarse necesarios.

Reparaciones más habituales

  • Los condensadores electrolíticos, con una vida útil máxima de 20 a 30 años, requieren un reemplazo sistemático para evitar ruidos indeseados, mal funcionamiento o, en el peor escenario, cortocircuitos.
  • La ausencia de una conexión a tierra y de un fusible en los órganos Hammond representa una discrepancia con las normativas actuales de seguridad, por lo que se deben modificar adecuadamente para cumplir con ellas.
  • Otros condensadores, superada su vida útil, originan ruidos al accionar los interruptores, particularmente en el preamplificador.
  • La limpieza de los drawbars y los contactos de teclas es una tarea crítica.
  • El fieltro que rodea el teclado, desgastado por el uso, debe ser sustituido si no se ha hecho anteriormente.
  • La aparición de filamentos de zinc en superficies metálicas, capaces de causar cortocircuitos, requiere una eliminación meticulosa en todas las áreas afectadas.
  • El escáner de vibrato, habitualmente saturado de aceite, debe ser desmontado por completo, limpiado y reensamblado.
  • Los condensadores de cera, instalados en los órganos alrededor de 1965, acaban alterando sus valores y con ello, la calidad del sonido se ve afectada. Es crucial reemplazarlos para restaurar la fidelidad original del instrumento.
  • A partir de 1963/64, se sustituye el fieltro por espuma en los teclados y ello acaba causando la aparición de corrosión en conexiones vitales, por lo que representa un riesgo significativo que debe ser abordado en la mayoría de instrumentos.
  • Una revisión del sistema de lubricación del generador y el reemplazo de componentes defectuosos aseguran la continuidad de un rendimiento óptimo del órgano.
  • Por otra parte, una restauración estética y funcional del mueble, junto con la limpieza y el pulido del teclado, contribuye, notablemente, a la revitalización y revalorización del instrumento.
  • Asimismo, renovar las inscripciones desgastadas no solo mejorará la apariencia, sino que también reafirma el legado y la autenticidad del órgano Hammond.

Aunque algunos de estos trabajos de reparación pueden considerarse opcionales, otros son absolutamente cruciales para preservar la integridad y el funcionamiento de estos legendarios instrumentos. La inversión en su restauración no solo es un tributo a su herencia histórica, sino también una garantía de su perdurabilidad para las generaciones futuras.